Páginas

jueves, 17 de agosto de 2017

Vegetarianos y omnívoros, ¿la convivencia es posible?



Acabo de ver un vídeo sobre una vegana que cuenta su historia acerca de la veganofobia. Esta mujer dice haberse sentido discriminada porque sin haber abierto la boca todos en la mesa se pusieron en su contra, explicando por qué ser vegano no tiene ni pies ni cabeza. Muchas veces le han dicho que es un coñazo porque cada vez que la invitan a comer tienen que hacer un plato especialmente para ella.
Es un tema que me afecta a mí también ya que he vivido y vivo todo lo que esta mujer ha contado.

La gente no suele saber que soy vegana a no ser que esté pendiente de las redes sociales donde pongo de vez en cuando algo al respecto. En persona, intento siempre evitar el tema del veganismo por miedo al rechazo. Se dan cuenta cuando ven que no como nunca nada de origen animal y que siempre rechazo los regalos de comida. Como por ejemplo cuando alguien ha hecho un bizcocho por su cumplea
ños y les da un trozo a todos los que estamos en la clase excepto a mí.

Personalmente siempre he tenido lo que yo llamo un ''monólogo''. ¿Por qué lo llamo monólogo? Pues porque sin yo haber dicho o hecho nada empiezan de repente a hablarme de la cadena alimenticia, de lo buena que está la carne, etc. Y yo ahí callada esperando a que termine.

Todo esto es triste para ambas partes.

Para los vegetarianos porque nos sentimos discriminados y nos preguntamos por qué nos tratan así y para los omnívoros porque atacar sin razón demuestra una horrible infelicidad acerca de este tema. Y jamás acaba bien para ninguna de las dos partes. 

Lo que yo hago es no hablar de por qué soy vegana a no ser que alguien se interese y quiera hablar conmigo para tener un intercambio positivo. Si no, prefiero evitar el tema. De esta forma nadie malgasta saliva y se ahorra un sofocón.

Tenemos que ser conscientes de que atacar por un tema o ideología que no compartamos o no entendamos no sirve para nada. En vez de eso, deberíamos disfrutar del momento con la otra persona y concentrarnos en las demás cosas en común que podamos tener. A veces son muchas, otras veces pocas. Da igual.

Lo importante es intentar ser feliz, sentirse bien y respetarse.